Sesión privada

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"No recuerdo tardes más felices que aquellos sábados en que mi madre, sin tener ya que dejarse las rodillas fregando escaleras hasta el próximo lunes, me llevaba con ella a pasear.

Andábamos despacito, cogidas de la mano, y nos encaminábamos, sin saberlo, hasta la plaza.
Allí comprábamos un paquetito de chufas, o de pipas, y disfrutábamos del ambiente relajado y festivo que empapaba, como fina lluvia, a todos cuantos estábamos por allí.

A veces un funambulista, un mago o un payaso callejero conseguían, a cambio de una moneda, transportarnos a un mundo de fantasía en un maravillosos teatro imaginario cuajado de risas infantiles y sorprendidas miradas de adultos.

Hoy, siempre que paso por esa plaza, busco ansiosamente esa felicidad que estará, sin duda escondida detrás de cualquier columna, mirando de reojo el espectáculo de cualquier artista improvisado.

Anna Goldberg: "Lo que conservo"

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